lunes, 21 de diciembre de 2015

22. ENTREVISTAS DE TRABAJO

Efectivamente: entrevistas de trabajo.... estoy hasta los huevos de ellas.

Pongamos un ejemplo, como de costumbre, para clarificar el tema:

Es lunes, tengo una entrevista a las diez de la mañana para un puesto de comercial. Llego cinco minutos antes, me presento en recepción y una amable secretaria me invita a sentarme en la sala de espera hasta que me avise que ya puedo pasar. Pasan cinco minutos, diez, veinte.... al cabo de media hora aparece un hombre de mediana edad que le dice a la chica que puedo pasar.... sin tan solo mirarme. La chica me acompaña a una sala con una gran mesa central donde, en uno de los extremos, está un chico joven y, a su lado, el hombre de mediana edad:
          -Hola, usted es el Sr.... -dice hojeando unos papeles- .... Xavi, es correcto? -Termina diciendo como si hubiera resuelto una pregunta del Trivial.
          -Si señor, exacto. -Contesto.
          -Y bien? Porque quiere usted trabajar con nosotros? -pregunta el más joven.
Llegados a este punto yo le contestaría: "Porque estoy en el paro y aunque veo que son una mierda de empresa que ni se han preparado la puta entrevista, necesito trabajar de lo que sea, pero no se haga ilusiones, desde el primer día que empiece, voy a buscar otro trabajo"
          -Bueno, porque tengo experiencia en su sector, y creo que puedo encajar perfectamente en el puesto solicitado. -Contesto.
          -Bien, nuestra empresa es familiar... tiene más de veinte años y estamos muy metidos dentro del sector.
O sea, que básicamente allí trabaja toda la familia, incluidos los inútiles que no son capaces de encontrar nada más y que si las cosas van mal seré el primero que irá a la calle.
          -Eso es bueno, las empresas pequeñas me gustan ya que todo es más sencillo y no hay tanta burocracia como en una multinacional. -Contesto de nuevo.
          -Qué salario quieres cobrar?
Esto, normalmente es una treta para que la empresa pueda tantear si el salario que tiene pensado es demasiado alto y el pobre desgraciado al que están entrevistando se pueda conformar con menos. 
           -Bueno, la verdad es que lo que quiero es trabajar, el dinero es importante, pero entiendo que en estos tiempos las cosas no están para cobrar un sueldo muy alto. -Afirmo.
           -Véndeme algo.... este bolígrafo, por ejemplo.
Otro imbécil que ha visto la película de Di Caprio "El lobo de Wall Street"...·

Finalmente, todo siempre termina igual: "Si acaso ya le llamaremos"


Y así una entrevista tras otra.... llega un momento en que lo mandarías todo a la porra 

Yo, la verdad, ya me he cansado, creo que voy a hacerme funcionario.... 







miércoles, 29 de julio de 2015

21. HAY GENTE REALMENTE IDIOTA


En seguida sabrán a que me refiero.... pongamos por ejemplo que estoy en la cola del banco. Como siempre sólo hay una persona en la ventanilla de caja. Llevo un par de cheques para ingresar: una transacción simple y rápida.
Al rato entra una persona, y se pone a la cola detrás mío. Al cabo de un par de minutos esta persona empieza a soplar y a maldecir en voz baja, luego se le da por dar aspavientos y poner cara de indignación a la vez que sube el volumen de sus quejas. Miro el reloj. Desde que llegó no deben haber pasado más de cuatro minutos. De repente esta persona deja la cola y va a la otra punta del banco, hacia un empleado que se sienta tras una mesa en la cual pone claramente "Seguros". Le pregunta si le puede hacer el favor de ingresar una cantidad de dinero en su cuenta a lo que el empleado de seguros le indica amablemente que vaya a la cola de caja. Nuestro protagonista se indigna todavía más y empieza una discursión con el pobre hombre de los seguros.

Entretanto, por la puerta, entra una mujer y se pone a la cola detrás de mí. No puede evitar escuchar el percal que está montando nuestro amigo. Éste, tras maldecir nuevamente, vuelve a la cola de caja, pero encuentra a la mujer que ha ocupado su puesto. De malas maneras le increpa y le hace ver que él va detrás mío y que ella se ha colado. La mujer, educadamente, le contesta que cuando ha llegado no había nadie. La cosa empieza a calentarse y finalmente nuestro protagonista me coge por el hombro y me pregunta con voz irada:
          -Oiga joven, verdad que estaba yo?
A lo que le contesto:
          -Oiga... usted se ha ido de la cola por intentar pasarse de listo... pues ahora le han quitado el puesto...
Los insultos dirigidos a mi, a la mujer y al banco suben de volumen y tras maldecir a todo quisqui agarra la puerta y se va del banco... sin haber hecho su ingreso.

¿Y bien? Me gustaría que alguien me explicase el motivo de un comportamiento tan estúpido. He de reconocer que mi respuesta fue muy provocativa y desafiante, pero estoy hasta las narices de los listillos... y de los idiotas.

Vamos por otro tipo de idiota. Hace unos días fui a la gasolinera a meter gasolina al coche. Es una gasolinera de autoservicio. Sin personal. Había cuatro surtidores dobles sin ningún coche, por lo que me metí en el más fácil de maniobrar. Salgo del coche, meto la tarjeta de crédito e introduzco el importe. Al momento entra otro coche en la estación de servicio... ¡Y se pone a hacer cola detrás de mí! ¡Toda la puñetera gasolinera para él y se pone detrás mío! Pensando en lo imbécil que llega a ser la gente procedo a llenar el depósito. Miro al conductor del vehículo. Se está poniendo nervioso. Mira el reloj y empieza a hablar solo. Acabo de llenar el tanque de mi automóvil, cuelgo la manguera y vuelvo al cajero para pedir el recibo. Al ver que no quito el coche va el tío y me pita gritando que saque el coche. Me giro y, alzando la voz, le digo:
          -¡Pero si tienes toda la puta gasolinera para ti!
El hombre mira a su alrededor y tras volver a maldecir tira para atrás su vehículo y lo mete al lado de uno de los siete surtidores libres.

Vamos por otro ejemplo de estupidez:

Un día cualquiera. Cierran una calle por obras. La alternativa es pasar por otra paralela que está a una manzana. Así lo describe un enorme cartel colocado en medio de la calle. Observo atentamente la reacción de los conductores. Se paran frente a la señal de calle cortada y obstaculizando el tráfico. Miran al infinito. Se ponen nerviosos. Soplan. Gritan. ¡Salen del coche y le preguntan al operario por dónde tienen que pasar! El chaval les enseña el cartel. Ellos maldicen. No reaccionan al momento. Están colapsados. Tiran para atrás sin mirar siquiera y se van... ¡saltándose la calle alternativa!

Un gran amigo mío solía decir: "Hay gente que no entiendo como sobrevive"

Pues tenía razón y creo que la culpa la tiene la misma sociedad en la cual vivimos. Estamos acostumbrados a que nos indiquen siempre el camino, que nos lo den todo hecho y cuando hay un contratiempo no sabemos qué hacer ni cómo actuar. Ayer mismo estaba en la farmacia, mientras me atendían a mí entró un hombre de mediana edad y pidió a la otra dependienta un fármaco para el dolor de cabeza. Ésta le respondió que se habían terminado y que al día siguiente tendría más. El hombre se quedó de piedra: ¿Y ahora que hago? Contestó muy preocupado... A ver... deja que piense... ¡Pues o vas a otra farmacia o te esperas a mañana, que nadie se muere por una jaqueca! 

¿Qué nos pasa? ¿Nos estamos volviendo imbéciles sin darnos cuenta?

Un compañero de trabajo: "¡Me he dejado el móvil en casa!" " No se vivir sin él" "Me falta algo" "A mediodía iré a buscarlo aunque no me de tiempo de comer"

O sea... Es más importante el móvil que comer... bien, ¿no?

Bueno, sea como sea, estamos rodeados de idiotas... y puede que usted sea uno.












lunes, 11 de mayo de 2015

20. HOTELES

Así es: hoteles.

Llevo días dándole vueltas a un comentario de un compañero de trabajo. A la hora del café hablaba sobre el fantástico fin de semana que había pasado junto a su mujer en un hotel "de encanto" cerca del mar. Había podido "aparcar" a sus dos niños y, según él, había tenido la oportunidad que intimar hasta la saciedad con su esposa. En medio del relato soltó la siguiente frase:
           -No se que nos pasa, cuando entramos en la habitación de un hotel que a los dos nos entran ganas de follar...

Así de claro y conciso dejó caer la idea que no deja de atormentarme... porque he podido constatar que realmente es cierta. 
Qué le ocurre a la gente que cuando entra en la habitación le entra ganas de hacerlo? Qué es exactamente lo que sube la líbido? 

Durante un tiempo trabajé en una empresa donde tenía que viajar a menudo. No iba solo, iba con una compañera de trabajo y, aunque siempre dormíamos en habitaciones separadas, con el tiempo llegó un momento que acabábamos la jornada laboral en posición horizontal. La frase: en tu habitación o en la mía se convirtió en algo normal. Llegó un momento que, como en la mayoría de veces las habitaciones individuales tienen camas dobles, simplemente ni pisábamos una de las dos habitaciones: llegábamos, echábamos un polvo, trabajábamos, comíamos, volvíamos al trabajo, echábamos otro polvo, cenábamos y si el día no había sido muy agotador, cerrábamos el día "felizmente".
Desgraciadamente el tema duró un año y medio, ya que el director se enteró (no sé como) de nuestro affair y nos despidió a los dos. La parte positiva es que mi mujer jamás se enteró.

Pero... hubiera tenido lugar nuestra relación de no haber sido por nuestras visitas a los hoteles? Creo que no. Hay alguna ley no escrita que dice que en un hotel se debe fornicar siempre. Y mi teoría se reforzó cuando, por casualidad, conocí a una persona que trabajaba de recepcionista. La respuesta fue tajante:
              - Pues claro! La gente no debe follar en casa y vienen a hacerlo aquí. Y además los muy guarros lo ensucian todo. 

Así pues, aunque todavía no he sido capaz de entender el motivo, mi teoría se ha confirmado con las aventuras de mi compañero de trabajo. Y es que, realmente, el hecho de tener relaciones en el hotel es un negocio, y no estoy hablando de prostitución, estoy hablando de las famosas cajitas que venden en el hipermercado para regalar en cuyo interior hay un par de vales para pasar una "inolvidable noche romántica con tu pareja"....  Qué creen? Que van a llegar a la habitación y van a ver la película Ghost desde la cama mientras beben champán? Pues no. Ya sabemos lo que va a pasar... 

En fin, supongo que la inmensa mayoría que lea este post pensará que realmente tengo razón, y a los que no lo crean... pruébenlo... verán como es verdad.... 






lunes, 2 de marzo de 2015

19. LOS VIEJOS ME ODIAN

Así es. Creo que mi semblante, mi carácter o mis palabras inducen a que la gente de la tercera edad me odie. No se me ocurre nada más gráfico que un ejemplo para poder explicar porque hago tal afirmación en el título de la entrada.

El sábado estaba en la cola del supermercado. Había comprado una pizza, yogures, jabón, galletas, manzanas y queso. Detrás mío vino una adorable viejecita con su amado esposo. Llevaban más de medio carrito de la compra lleno. Tras unos minutos de cuchichear entre ellos la adorable viejecita me preguntó:
          -Oiga joven, podría usted dejarnos pasar delante? Es que tenemos mucha prisa.
Yo miré a ambos y luego a la cantidad de artículos que llevaban antes de contestar:
          -Lo siento, yo también tengo prisa, además, llevo muy pocas cosas.

Lo que salió de la boca de la adorable anciana y su marido fue indescriptible. Desde insensible hasta maleducado pasando por sinvergüenza y malnacido. Además hablaban en voz alta para que todo el mundo se enterase. Llegó un momento en que, como iba sin niños y en las colas no había ninguno, le contesté de forma irrespetuosa:
          -Escuche, si quiere ir más rápido pida que le abran una caja para usted, pero a mí déjeme en paz.

La respuesta fue inmediata. Su marido empezó a chillar y, sacando un teléfono móvil de los noventa, amenazó con llamar a la policía y denunciarme por acoso.
Tuvo que intervenir una de las cajeras que les abrió una caja para que cesasen de armar escándalo. Resultado: aquel par de seres despreciables se salieron con la suya.


Otro ejemplo. Hace unos días aparqué mi vehículo en batería en un parking subterráneo. Al cabo de unos segundos de haber parado mi coche apareció un entrañable abuelo acompañado de su adorable esposa. Aparcaron a mi lado. La adorable anciana abrió su puerta con tal fuerza hacia la mía que hasta se movió el coche. Miré la zona del impacto y había una colosal abolladura.
          -Disculpe, pero me ha hundido usted la puerta y ha saltado hasta la pintura... -Dije.
Al segundo salió el marido increpando:
         -Oiga no grite usted a mi mujer! Qué le pasa? Es que no tiene educación?
         -No, es sólo que su mujer me ha chafado la puerta.
El anciano de volvió de color rojo y caminando hacia mi coche dijo:
         -Yo si que te voy a chafar el coche! -Y empezó a dar puntapiés contra mi parachoques.
Al verlo corrí hacia él y le dí un empujón y casi lo tiro al suelo, éste reaccionó intentando pegarme y su mujer le ayudó. 
Un par de hombres que pasaban por allí corrieron hacia nosotros y me agarraron a mí haciéndome caer y amenazándome de llamar a la policía. 
          -¿Les ha hecho daño? -Les dijo a los ancianos uno de ellos mientras el otro me retenía.
El maldito abuelo cambió su semblante de ira y rabia por el de "soy un pobre anciano inofensivo" y dijo:
          -Suerte que han llegado ustedes, este chico se ha vuelto loco. Quería pegar a mi mujer y no se porqué.
De nada servían mis explicaciones, aquel par de imbéciles con complejo de samaritano tenían en su ADN que los ancianos son seres entrañables e indefensos a los que hay que proteger. Por suerte conseguí canalizar mi ira y mi indignación para no hacer una estupidez y supliqué a los presentes que no llamaran a nadie.

Como pueden ver mi situación es, como poco, singular. Y es que yo, personalmente, nunca he sentido simpatía por los ancianos. Pero desde hace unos años intento esquivarlos como sea, ya que, según parece, llevo pegada en la cara una diana para ancianos. No quiero meter a todos en el mismo cesto, pero parece que todos los cabrones vienen a mí.

Mi consuelo es que en unos años yo también seré un anciano y entonces que se prepare todo el mundo! porque, en el fondo, seré un viejecito indefenso... pero hijo de puta.




martes, 24 de febrero de 2015

18. HI! IT'S ME AGAIN!


El 23 de Octubre de 2014 dí por finalizado mi pequeño blog justificando que no le veía una utilidad real más que un ejercicio de narcisismo extremo.... pues bien... ya le he encontrado una utilidad: como decía Homer Simpson: "me aburro", con lo cual he decidido relanzar mi carrera de bloguero desconocido. 
Y que mejor forma de hacerlo que contando mis batallitas :)

La que nos ocupa hoy versa sobre mi supuesta amante. Seguidamente les cuento el porqué del "supuesta", pero antes vayamos al background de la historia.
Conocí a mi amante en el trabajo, no en mi empresa, sino en el edificio donde está mi oficina. Ella trabaja en la planta ocho y yo en la tres. Cada día, a la hora del desayuno, coincidimos en el portal. Ella fuma un cigarrillo y yo me como una madalena. Como el roce hace el cariño y de cariño vamos los dos faltados pues una cosa trajo a la otra y una día estábamos en la habitación de un hotel desnudos, en la cama e intercambiando fluidos corporales... ya saben a qué me refiero. 
Ella está casada y tiene tres niños, su marido trabaja en un concesionario de automóviles y, por lo que cuenta, es un capullo. (Aunque le queda mucho para llegar al nivelazo de mi cuñado)
Cada vez que nos acostamos (tres o cuatro veces por semana) ella, antes de despedirse, dice: "Esto no ha pasado" "Tu y yo no nos conocemos" "No tenemos nada" 
Luego, tras unos segundos, añade: "Nos vemos mañana y quedamos" Me besa y se larga.
Por eso la llamo "Mi supuesta amante"

Mi vida desde que estoy con ella ha mejorado sustancialmente. No tan sólo a nivel afectivo y sexual, sino a nivel físico. Y es que el copular de manera apasionada por lo visto adelgaza. Cinco kilos en un mes... No está mal. 
Mi mujer cree que es debido a mis ejercicios en el gimnasio. Gimnasio que jamás he pisado, pagué la matrícula para tener una coartada a la hora de mis encuentros extramatrimoniales y de ahí no he pasado. 
Imagino que a estas alturas alguna persona sensibilizada especialmente con el tema "cuernos" podrá pensar que soy un ser despreciable. En cierta forma tendría razón, pero como diría el señor Campoamor: todo es según el color del cristal con que se mira y mi cristal tiene zonas bastante oscuras. No es que intente justificar mis actos, pero pienso que lo más bueno que puede pasarme en la vida es ser querido tal y como soy por una persona sin ningún tipo de interés oculto. 

Posiblemente llegue un día en el que decida dejar a A e irme con B. Si no lo he hecho todavía es porque tanto ella como yo tenemos miedo. Miedo a perder nuestra seguridad, miedo a que los pilares donde un día montamos nuestra vida se derrumben. Y auque sea un miedo irracional, es suficiente para que no hagamos público nuestro idilio y continuemos en secreto... que tambien tiene su gracia.

Sea como sea el hecho es que hoy he vuelto a quedar con ella. El procedimiento será en siguiente: le mandaré dos mensajes, uno con las iniciales del hotel y otro desde un móvil distinto con el numero de habitación. Ella llegará al cabo de unos veinte minutos de recibir el segundo. Entrará, apagaremos los teléfonos, nos abrazaremos, nos besaremos y nos acostaremos. Luego me contará las últimas imbecilidades de su marido y tras reirnos volveremos a la carga. Pediremos algo al servicio de habitaciones, comeremos para reponer fuerzas y charlaremos un rato. Finalmente echaremos un polvo final y tras decir que nada de esto ha sucedido se marchará, no sin antes besarme hasta dejarme sin aliento. Luego volveré a casa, besaré a mi mujer y a los niños y rezaré porque mi esposa no le entren ganas de hacer el amor.

Y es que ya sea por la crisis de lo cuarenta o porque soy un malnacido: me encanta tener una amante!