martes, 2 de febrero de 2016

25. LA IMBECILIDAD SE CONTAGIA

En una entrada anterior describí al idiota de mi cuñado... y me quedé a gusto.
Hoy voy a contar un hecho del que también tengo un profundo conocimiento dado que lo sufro a diario: la imbecilidad en mi oficina.

A principios de 2015 mi empresa contrató al prototipo de imbécil para que se ocupara de ayudar, en la medida de lo posible, a los que permanecemos colgados del teléfono hablando con clientes y proveedores. Ya desde un principio mis compañeros y yo llegamos a la conclusión que el sujeto en cuestión no tenía muchas luces. Más tarde descubrimos que era un sobrino del jefe cuyo empleo más destacable fue hacer el vago todo el santo día en casa. Fue a causa de este descubrimiento que una gran mayoría de compañeros míos decidieron pasar por alto el hecho que fuese un cretino y empezar a reírle las gracias y a hacerle la pelota.
Pongamos, como de costumbre, un bonito ejemplo: Un día, no hace mucho, vino a la oficina más tarde de lo habitual. El jefe, cuando lo vio llegar se dirigió a su mesa y le pregunto sobre su retraso. Él respondió: "No te lo vas a creer, resulta que he ido a poner gasoil al coche y me he equivocado y le he metido gasolina de 95. Entonces, como no me he dado cuenta, al ponerlo en marcha no arrancaba... he tenido que llamar a la grúa para que se lo llevaran y por eso llego casi una hora tarde"
Yo, lo primero que hubiera dicho es: "Tu eres idiota? LLevas seis años con el mismo coche y vas y te equivocas?"
Pero mis compañeros, antes que mi jefe pudiera decir nada, empezaron a intervenir en la conversación: "Pues a mi me pasó lo mismo el otro día" "Y a mi me pasó hace un mes" "Mira que a mi también me ocurrió pero al revés"
Ante tal cúmulo de estupidez el jefe resopló y se fue sin decir nada.
... Puede que esté rodeado de imbéciles? Pues parece que si. No hace mucho se colgó uno de los servidores y una gran parte de ordenadores se quedó inutilizado. Razón: Según el informático "alguien" abrió un archivo maligno procedente de algún pendrive y esto infectó a toda la red. Mis compañeros y yo sabíamos quien era ese alguien. Ese "alguien", el día anterior, vino con un "pen" diciendo que tenía un juego de no se qué. Al abrirlo, su ordenador empezó a reiniciarse solo. Como fue a ultima hora de la tarde, acabó apagándolo y marchándose a casa.
Estuvimos semanas recuperando datos perdidos y volviéndolos a meter en el ordenador y el idiota riéndose: "Ostras, con la de trabajo que ya teníamos y ahora tenemos un extra, eh?"

Señores, como ven, tengo un problema: pronto me convertiré en un perfecto idiota... porque ya ven que es contagioso.






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