martes, 2 de septiembre de 2014

1. HARTO DEL TRABAJO

Empecemos por el trabajo.

Soy uno de los afortunados que todavía conserva su trabajo. He sobrevivido a las cuatro oleadas de despidos en masa que ha habido en la empresa. Creo que me merezco una medalla al valor o algo por el estilo.
          La primera oleada se llevó por delante a once personas. Fue en Octubre de 2010. Un día vino la de recursos humanos junto con el director y, en un tono de "lo siento pero te ha tocado", fue llamando uno por uno a la sala de reuniones a los desafortunados.  La tensión que se vivió ese día fue máxima.
No encontrábamos el criterio por el cual se regía la selección. Llamaban a temporales, fijos, jefes de equipo, administrativos, comerciales.... cualquiera podía ser el blanco.
          La segunda selección fue en Febrero de 2011. Se alargó todo el mes y en ella aniquilaron tres de las cuatro sucursales que hay en el país junto con todos sus trabajadores y los responsables de dichas delegaciones en la central. Total: dieciocho personas.
          La tercera fue en Julio de 2013. Borraron del mapa a la filial que quedaba junto con sus empleados y las cuatro personas relacionadas con ella en la central. Total: ocho personas más
          La última  ola de despidos fue en Marzo de 2014. Seis personas más a la calle. Entre ellas el pelota número uno de la empresa. Es la única persona que no me da pena. Gracias a su relación con el director es el responsable directo de más de quince "nombramientos". Personas que se negaron en rotundo a hacer su trabajo y así sacarle las castañas del fuego, personas que eran una amenaza para su puesto o, simplemente, personas que no le caían bien.
          Ahora somos ocho contando al jefe. Hacemos más horas que un reloj, cobramos menos y trabajamos más. Y si no estamos de acuerdo nuestro director nos recuerda que hay más de cuatro millones de parados que harían lo mismo por la mitad. Con lo cual todos a callar.

Encuentro a personas que me dicen que, dadas las circunstacias, es una suerte tener trabajo... y tienen razón. O mejor dicho: tendrían razón si en el puesto de trabajo te tratasen como una persona.



No hay comentarios:

Publicar un comentario