viernes, 19 de septiembre de 2014

8. AHORA RESULTA QUE TENGO CONCIENCIA

Así es. Ya se que a simple vista puede parecer una entrada chorra pero la cuestión es que es así.
Resulta que, desde hace un tiempo, he notado que mis relaciones sexuales han disminuido considerablemente. De hecho, y disculpen ustedes la franqueza, hace meses que no mantengo relaciones con mi amada esposa. Siempre hay algún tipo de excusa por la cual tengo que largarme de su lado sin tan sólo una pequeña caricia. En mis tiempos de juventud, ante tal desapego, hubiera buscado el placer carnal fuera de mi relación (en efecto, siempre he sido una persona con recursos) Pero a mi edad, y por consiguiente, con el deterioro de mi semblante, esa tarea se me presenta difícil. De todas formas lo he intentado. En la oficina hay una compañera que desde hace tiempo me ríe todas las gracias por absurdas que sean. De manera que decidí manejar la situación. Así que, el la media hora del desayuno, me acerqué a ella y le propuse una cena. Para mi asombro aceptó a la primera y sin pensarlo. Tal reacción provocó en mí una euforia y un sentimiento de seguridad extremo.
Por fin llegó el día, tras idear una elaborada coartada para mi mujer, asistí a la cita. El restaurante en cuestión estaba al otro lado de la ciudad, lejos, muy lejos de mi casa y de la casa de cualquier conocido y/o familiar. Ella, con increíble puntualidad, asistió a la cita. Cenamos, reímos y tras lanzar toda la artillería pesada en cuestión de seducción (cogerle la mano, alabar su belleza y su forma de ser, tocarle el pelo sensualmente como quien no quiere la cosa, simular que los dos pensamos igual, reír, mirarla a los ojos...) llegó el momento de pagar la cuenta y proponer alguna cosa interesante.
A la pregunta:
          -Qué te gustaría hacer ahora?
Ella respondió:
          -Estoy agotada, creo que voy a volver a mi casa.
Yo, que jamás me rindo, propuse con voz interesante:
          -Bien, pues te acompaño al coche
Ella respondió:
          -Gracias, eres muy galán, pero he venido en metro
A lo que yo repliqué:
          -Si no te molesta, puedo llevarte.
Ella tardó una fracción de segundo en contestar afirmativamente, de manera que entramos en mi coche y la llevé a su casa.
          -Hasta mañana, me lo he pasado muy bien -le dije cuado llegamos frente a su portal. 
Ella tibuteó un instante antes de preguntar:
          -Si quieres, ya que tienes el coche aparcado (gran táctica la mía!) puedes subir a tomar algo
 Yo respondí forzando timidez:
          -Por favor, no era mi intención que te sintieras obligada a invitarme, Dios! yo no...
Ella no me dejó terminar la frase que, de todos modos, no sabía ni cómo acabar
          -Te gustan los Gin Tonics?.
 Yo aparentando asombro y complicidad le contesté:
          -La verdad es que no tomo ninguno desde hace más de diez años.- (Que mentiroso soy!)
Ella, asombrada dijo:
          -No me lo puedo creer! Pues sube  conmigo que te voy a preparar mi preferido!
No hace falta decir que la sensación de victoria fue increíble. No me puse a bailar claqué porque se hubiera notado mucho. Subimos a su piso y, tras disculparse por el desorden, empezó a preparar el Gin Tónic. Nos sentamos en el sofá y tras brindar por no se qué empezamos a beber.
          -Está delicioso -dije.- te ha salido perfecto, eres una caja de sorpresas!
          -Bueno, gracias, pero tu tambien debes tener una habilidad escondida...
          -Si, bueno, sí la tengo, pero no creo que en una primera cita sea lo más adecuado...
Ella rió y añadió:
          - Tu habilidad implica tener que quitarme la ropa?
          - No necesariamente...
Para los lectores debo aclarar que entre mis titulaciones inútiles tengo la de "Quiromasaje corporal y terapéutico" Tambien tengo otras como por ejemplo el carnet de carretilla elevadora o el de manipulador de alimentos. 
Pero volvamos a lo que nos ocupa porque, tras responder, me levanté dejando el vaso de Gin Tonic sobre la mesa y me senté tras ella en el sofá, empecé a masajear suavemente la nuca y los hombros por encima de la ropa mientras le contaba lo de mis titulaciones absurdas. Fue al cabo de un par de minutos cuando me invitó a proseguir sin ropa... Un flashback de mis niños y mi mujer apareció de repente en mi mente. Qué estaba haciendo? Aquella pequeña aventura de la cena terminaría irremediablemente en un gran polvo... Mierda!
          -Me gusta lo que me has dicho - Contesté.- Pero aunque me muero de ganas, creo que no es una buena idea.
Joder! sí! Yo dije esas palabras!
De manera que tras disculparme miles de veces, nos dimos un abrazo y me despedí de ella.
Maldita conciencia! 







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